Después de muchos obstáculos y de recibir un mal asesoramiento, estábamos a punto de cerrar nuestra primera lavandería autoservicio y abandonar definitivamente el sector, ya que simplemente no conseguíamos rentabilidad económica. Sin embargo, durante una visita a la lavandería de un propietario con seis de estos negocios, nos sorprendió su facturación. Se forjó una amistad y nos contó los secretos del sector, mostrándonos cómo hacer las cosas bien, qué tipo de maquinaria usar, cómo reducir costes y cómo ofrecer una buena experiencia al cliente. Comenzamos a realizar cambios y, cuando nos dimos cuenta, habíamos transformado nuestro negocio en algo muy rentable.

Aun así, veíamos un obstáculo para crecer debido a la forma en que trabajan los distribuidores convencionales: el gran margen que se quedaban, el terrible servicio técnico, los altos costes de reparación y el descontento general nos empujaron a dar el siguiente paso: crear nuestra propia maquinaria para nuestros locales y para aquellas personas que quieran invertir en lavanderías autoservicio de forma confiable. No desde el punto de vista de un distribuidor ajeno a estos negocios, sino junto a personas que realmente desarrollan esta actividad de forma rentable, profesional y honesta.